viernes, 4 de octubre de 2013

Vacaciones de verano en bicicleta: De Vitoria a Cuenca

Del 13 al 19 de agosto de 2007

Como soy de los que insisten hasta cumplir los objetivos, siempre y cuando sienta por fe que se hallan en la dirección de la voluntad de Dios para mi vida, decido de nuevo ir en bici hacia las provincias de Guadalajara y Cuenca desde Vitoria, tal y como hiciera en el mes de abril del año corriente; si bien en 
aquella ocasión, por falta de tiempo y de energías, tuve que cambiar de ruta al llegar al cruce de Viniegra de Abajo (La Rioja) y opté por ir a Covarrubias (Burgos) y posteriormente a Burgos capital, ésta vez, al disponer de más tiempo libre y, lo que es más crucial, al sentir el espaldarazo de Dios, me encamino hacia Viniegra de Abajo, mas no adelantemos acontecimientos. 
A las 15:38 h del lunes 13 de agosto salgo del portal de casa con ciertas prisas por repetir la primera etapa de la ruta que hice en Semana Santa y a la que ya me he referido con anterioridad. Más tarde me arrepentí de esta premura ya que olvidé algunos enseres y víveres muy útiles cuando se va de acampada: cuchara, tenedor, caneque, sobres de sopa y trapo de cocina. Tras superar el puerto de Vitoria, pasar por Ventas de Armentia, Peñacerrada y ascender el puerto de Rivas de Tereso desciendo el llamado Balcón de La Rioja y raudo atravieso tanto San Vicente de la Sonsierra como Briones. En este tipo de viajes suele experimentar el viajero ciertas vivencias que a posteriori habitualmente opta por no contar. La que sigue es una de ellas y la relato, a título de información para el lector, por si alguna vez se viera en situación pareja y con el fin de que no pierda éste los estribos:
Subiendo el Puerto de Rivas de Tereso a las cinco de la tarde el calor era asfixiante, el esfuerzo considerable y el sudor de mi cuerpo continuo. Las moscas me impedían un ascenso tranquilo y pedaleando mis inspiraciones 
y espiraciones eran bastante intensas. Pues en una de éstas uno de los ya mencionados insectos tuvo la desgracia de ser arrastrado por la corriente de aire hacia mi laringe, de ahí al tubo digestivo y, supongo yo, continuó el resto del ciclo. Me quedé con una sensación inefablemente repugnante, pero enseguida pensé: "lo que no mata engorda" y "pelillos a la mar". 
En el tramo de Briones a Hormilla un ciclista se me arrima, me da ánimos y me informa del perfil hasta Nájera. Según me cuenta, "la víspera he tenido celebraciones y eventos sociales y es menester eliminar las toxinas". Nos despedimos en el cruce a Azofra y nos deseamos mutuamente buen viaje. En esta ocasión no me equivoco, y entro y salgo de Nájera cogiendo a la primera la carretera que conduce a Baños de Río Tobía. Pasado el pueblo de Anguiano, a unos 5 o 6 km y alrededor de las 21:00 h llego por fin al área recreativa destino de mi primera etapa




donde ceno un poco menos opípara y glotonamente que la vez anterior y, tras acampar, me acuesto a descansar. ¡Falta me hace! teniendo en cuenta que la víspera he realizado en bici el trayecto Lekeitio-Balcón de Vizcaya-puerto de Urkiola-Vitoria en poco más de cinco horas. Doy gracias a Dios por permitirme una etapa sin contratiempos y le pido restauración y un descanso nocturno tranquilo que sólo el tintineo de los cencerros de las vacas que merodean alrededor intenta romper sin conseguirlo. 
Son las 7:22 h del martes 14 de agosto y, tras descansar bien y levantar el "campamento", estoy ya en la carretera. Tomo un refresco en el cruce ya citado y me dirijo hacia Viniegra de Abajo, luego a Viniegra de Arriba atravesando la Sierra de Castejón y de ahí a Montenegro de Cameros; el perfil es duro y cuesta arriba y si bien no se cataloga como puerto de montaña este alto separa la Comunidad de La Rioja y la provincia de Soria.



Son las 12:00 h, mis fuerzas escasean y aún me resta subir el puerto de Santa Inés (1753 m), un puerto interminable, con alguna rampa del 12% y que me deja molido. En la ascensión veo algunas sabinas.




Tras coronar, descansar un poco y alimentarme e hidratarme emprendo el descenso hasta Vinuesa. ¡Qué bien se va cuesta abajo! Dejo a mi derecha, a 11 km, la Laguna Negra, que no visito por falta de energía y porque ya he estado allí en otra ocasión. En Vinuesa son fiestas y entablo una breve conversación con una cuadrilla o peña de tres mozos, uno de los cuales lleva puesta en la cabeza una enorme "txapela" roja similar a las que reciben en el "Basque Country" los "txapeldunes". Le digo que con ella encima no le da el sol en la cabeza y él asiente y añade que más que la "txapela" lo que en verdad necesita es una buena "tumbada" por lo que me pide el saco y la esterilla que ve sobre mis alforjas. En bromas, le pregunto si es mucha la necesidad a lo cuál me responde, tras ver a un par de mozas del pueblo que nos adelantan en ese preciso instante, que es menor que la de "dormir acompañado." Risas. Descanso toda la tarde en el camping "Cobijo" de Vinuesa; aquí aprovecho para reponer energías y disfrutar de su piscina. Al día siguiente, miércoles 15 de agosto, emprendo temprano la ruta. Hasta Molinos del Duero a uno y otro lado de la carretera abundan el pino albar y el roble,




y de uno de éstos últimos tomo una hoja con el fin de "poner a prueba" a mi buen amigo y compañero, el maestro don Iñigo, con quien albergo la esperanza de encontrarme en algún punto del periplo. Atravieso el embalse de la Cuerda del Pozo, 




y al llegar a Abéjar compro víveres; pregunto por la panadería a un par de adolescentes, forasteros que están en el pueblo por sus fiestas, y uno de ellos me indica dónde está y me informa de que "el pan no es muy bueno, te lo digo yo que soy panadero y de esto entiendo un poco." De Abéjar quiero ir a Fuentepinilla. El paisaje ahora es muy variado, con cultivos de girasol y cereal y un perfil "rompepiernas."



Hace mucho calor, el sol es abrasador y yo voy "de fuente a fuente y bebo porque me toca": Nódalo, Nafría la Llana, Fuentelárbol. Por Fuentepinilla discurre un pequeño río con el mismo nombre y desde aquí me dirijo a 
Berlanga de Duero, atravesando el río Duero a su paso por el pueblo de Andaluz y dejando al lado un coqueto puente medieval. 




En Berlanga de Duero decido hacer un alto en el camino y me dedico a fotografiar la ermita de Nuestra Señora La Soledad de tosco pórtico de madera y cuya fachada principal contiene el escudo de los Tobar; 




fotografío también el rollo gótico o picota de la ciudad junto al cuál un rótulo informativo reza lo siguiente:




"Construido probablemente a finales del siglo XV, ésta impresionante picota gótica era la que indicaba que la villa tenía su propia jurisdicción y servía, a la vez, para castigo de los reos. Realizada en piedra caliza, se asienta sobre unos escalones circulares. Su primera mitad, la más sencilla y deteriorada, culmina con cuatro originales cabezas de león, que la separan del segmento más elaborado. Éste recuerda en estructura y elaboración a un pináculo gótico, con los que culminaban las catedrales. En la cima una curiosa figura de un oso, que sostiene un blasón, cuyo deterioro no nos permite saber su significado. Se cree que pueda ser el primitivo escudo de Berlanga."

Luego prosigo y dejando a mi izquierda el castillo de Berlanga 



llego a Caltojar donde comimos mi amigo don Juan Ignacio y yo cuando realizamos juntos la llamada ruta del Cid en el mes de agosto del año 2004. Mientras me dirijo a Bárcones continúa haciendo mucho calor; es mediodía y me voy quedando sin agua. Gracias a Dios, al pasar por el pueblo de La Riba de Escalote encuentro una generosa fuente de rica y fresca agua corriente cuyo caño tienen tapado con un palo de madera. Recuerdo ahora, al escribir 
estas notas, que también aquí nos refrescamos hace tres años don Juan Ignacio y yo. Me refresco abundantemente, lleno mis depósitos, un bidón-termo y una cantimplora, y con más ánimo, ahora sí, puedo llegar al pueblo de Bárcones. De aquí al de Bochones, primer pueblo de la provincia de Guadalajara de mi ruta, donde busco otra fuente sin éxito. Al entrar en este pueblo soy testigo de una monumental bronca doméstica que una mujer está espetando a su, seguramente, marido al entrar éste en la casa. Son las 16:00 h del festivo miércoles 15 de agosto y por fuera de la casa se oyen gritos: "¡Ya está bien! ¡Pero qué horas crees que son éstas de venir a casa a comer! ¡Pues ya no hay comida!"
De Bochones pedaleo hasta Atienza y aquí encuentro un museo religioso y antropológico en el que no entro por no ser muy de mi interés. El guía es un hombre ya mayor y pienso que seguramente con él habría entablado conversación mi buen amigo don Iñigo. Por mi parte me limito a fotografiar desde las afueras parte de las ruinas de la muralla del castillo que corona 
el cerro en el que se halla el pueblo. 



Salgo de Atienza y en un pedaleo vespertino consigo llegar al pequeño pueblo de Imón; un pueblo coqueto, tranquilo, enmarcado dentro de la llamada ruta de don Quijote y que, por su interés turístico, cuenta con un hostal. 



No hay camping por lo que opto por acampar en una zona próxima al pueblo y, a unos 50 m de una fuente de agua fresca y corriente, monto la tienda bajo unas acacias situadas junto a un sendero que me conduce a un área de descanso habilitada con mesas de piedra y con una fuente de tipo alberca. Allí entablo una superficial conversación con dos mujeres y un hombre ya ancianos. Una de las mujeres me invita a participar en el concurso de bailes de "paso-doble" que se celebra en el pueblo esa misma tarde-noche pero le respondo que tras la jornada de bici ya no tengo fuerzas. En realidad tampoco tengo ganas. 
En ese entretanto llegan al lugar dos "jóvenes", coetáneos míos y conocidos de estos ancianos, con quienes charlan más fluidamente. Hablan de que han limpiado la fuente del lugar y del estado de salud de uno de los "jóvenes" tras su accidente de coche (lleva un brazo escayolado y en cabestrillo). La mujer que me ha sugerido ir al baile comenta que uno de sus hijos tuvo también un grave accidente con la bici cuando contaba con 17 años y que le dejó una buena marca en la cara. El "joven" accidentado refiere que a partir de ahora su nueva edad es de 1 año pues es como si hubiera vuelto a nacer. Me quedo con ganas de comentar que seguramente Dios le quiere dar otra oportunidad, pero no lo hago porque no hay "buena química." Más tarde, cuando los "jóvenes" ya se han marchado, la citada mujer me espeta que "se llama Jaime y es sobrino (segundo) de Esperanza Aguirre, la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Su madre y Esperanza Aguirre son primas hermanas." Ya es tarde, me despido de los ancianos y, mientras me voy, le oigo a la mujer comentar a sus acompañantes en referencia a Jaime: "es un chico muy cariñoso." 
Como no tengo cobertura de red, escribo y guardo un mensaje que quiero enviar a mi familia, y en el que cuento que he visto un corzo a 5 m de la carretera; luego ceno y me acuesto a dormir, pero me resulta difícil conciliar 
el sueño porque desde donde estoy se oye la música del concurso de bailes que se celebra en el pueblo. Al día siguiente, jueves 16 de agosto, me levanto temprano; está amaneciendo y descubro que al salir de Imón hay un río 
salado y unas salinas que aún se explotan en la actualidad y que me recuerdan a las de Salinas de Añana en Álava.


De Imón a Sigüenza pedaleo por la mañana muy a gusto con un perfil muy llevadero. Al llegar a Sigüenza telefoneo a mi familia para darle noticias mías: "Todo va sobre dos ruedas, y a Dios gracias." La ciudad está ¡cómo no! en 
fiestas y a las 8:00 h los parques están infestados de peñas de jóvenes víctimas de la noche, del alcohol y del jolgorio. El espectáculo es dantesco y doy gracias a Dios por haber superado ya esa fase. Compro víveres en una 
tienda céntrica y escapo raudo en dirección a Cifuentes. 
La carretera es buena, es una comarcal, pero a medio camino enlaza con una autovía con la cuál comparte un par de kilómetros que me resultan realmente agobiantes por la velocidad y el ruido de los coches que me van adelantando. Por fin salgo de la autovía y de nuevo por la comarcal, flanqueada a ambos lados por cultivos de cereal ya cosechado, llego al pueblo de Cifuentes.


Recuerdo haberle prometido a mi buen amigo don Javier Cifuentes que pasaría por este pueblo y las promesas, o no se hacen o si se hacen es para cumplirlas. Y aquí está la foto de una promesa cumplida:



Cifuentes es un pueblo relativamente grande. Como es mediodía me detengo a descansar y  a comer en un pequeño parque. Aquí conozco a don Julián, un hombre jubilado de 65 años que "me entra" y me da conversación. Me pregunta que "¿de dónde vienes tú solico?" y me comenta que "el chaleco fosforescente que llevas puesto lo he llevado yo toda la vida en mi trabajo. Yo era caminero y he visto muchos ciclistas como tú; nos pedían agua 
y se la dábamos. ¡Cómo se la íbamos a negar! Ir así es muy duro." Me dice que "el mundo está muy mal" y que "la gente ya no se fía de nadie." Yo le agradezco su charla y sus ánimos y él me sorprende diciendo que va a 
buscar a sus hijos al colegio. Me intereso por la edad de sus hijos y me dice que "el mayor tiene 15 años." Los otros cuatro tienen edades descendentes. Me quedo atónito y don Julián se explica: "Sí, yo pude casarme a los 20 años, pero no lo hice. Luego me quedé con mis padres hasta los 50 años porque yo quería mucho a mis padres. Me casé con 50 años por medio de una agencia matrimonial." Don Julián me enseña una foto con su esposa y con sus cinco hijos a quienes poco más tarde tengo el gusto de conocer. Nos despedimos y sigo pedaleando hasta Sacedón. Durante todo este tramo voy divisando la central nuclear de Trillo que no dudo en fotografiar;


el impacto ambiental es impresionante. No obstante, lo más destacable del trayecto, a mi entender, es el espectacular aviaducto del embalse de Entrepeñas.



Me encuentro en la denominada región de La Alcarria; me lo recuerda un cartel de azulejo en piedra que reza: 
"Viaje a La Alcarria: Aquí durmió C.J.C. el 10 de junio de 1946. El viajero durmió bajo un espino."



Llego a Sacedón sobre las 17:00 h y me alojo en el camping municipal de Sacedón de nombre "Ecomillan's"; descanso y repongo energías. Aquí tengo la posibilidad de ir a darme un baño a la piscina municipal que está fuera del 
camping a unos 100 m pero no tengo muchas ganas. Paseando por el pueblo me dirijo a su iglesia y descubro con sorpresa en su fachada principal, al igual que hiciera en la iglesia del pueblo de Bochones, una lápida de mármol que reza:
"José Antonio Primo de Rivera, ...
¡PRESENTES!"
Hoy es viernes 17 de agosto, salgo temprano del camping y empiezo a pedalear por un tramo de carretera nacional que me apresuro a abandonar para tomar otra provincial que me conduce en ascención al pueblecito de Córcoles, donde me aprovisiono de agua en una bonita fuente y donde descubro una calle de nombre "Miguel Ángel Blanco". Me topo también con el monasterio "Monsalud", actualmente en ruinas, y 




que curiosamente está afincado en el interior de una propiedad particular. De Córcoles a Casasana el perfil es duro y más aún de Casasana a Escamilla. En éste último pueblo fotografío la torre de su iglesia


y me refresco en una de sus fuentes. Prosigo la marcha y abandono la provincia de Guadalajara para entrar en la de Cuenca. El primer pueblo conquense en el que entro es Salmeroncillos de Abajo pero antes de llegar 
a él atravieso un río de curioso nombre, el río Garigay. 



Luego llego a Valdeolivas, un pueblo de apropiado nombre ya que en sus alrededores abundan los olivares. Después cruzo el río Guadiela, más caudaloso que el anterior y en el cuál me topo con un cartel que reza: 
"Régimen especial Ciprínidos."



Son las 14:00 h y llego por fin a Priego. El calor es apisonador y afortunadamente tras la cuesta que he tenido que ascender para llegar al centro del pueblo encuentro un arbolado parque con fuente en el que no dudo en detener mis pasos para comer, descansar y refrescarme entre sus sombras. Descubro aquí una escultura ornamental que homenajea al famoso ciclista don Luis Ocaña y en ella se hace mención de sus triunfos ciclistas más destacados:
"Al ciclista Luis Ocaña (1945-1994)
Victorias más destacadas de su palmarés:
1º Tour de Francia 1973
1º Dauphine Liberé 1970-72-73
1º Vuelta a España 1970
1º Campeonato de España 1968-72
1º G.P. de las naciones 1971
1º Midi Libre 1969
Club ciclista Luis Ocaña 1999"



Al salir del pueblo me llama la atención la bandera que ondea en lo alto de la torre de su ¿iglesia?; es del mismo color que la que llevó don Vital Alsar en sus balsas cuando cruzó con su tripulación de once marineros el océano 
Pacífico en el año 1973 y que a la sazón le implicó la negación gubernamental de varios países de cualquier tipo de subvenciones. Es del color que he elegido yo también para identificarme en la sección de colaboradores 
del sitio web www.matematicas.net. Es del color del papel sobre el que se imprimen estas líneas. 



Salgo de Priego y circulo por el estrecho de mismo nombre, una hoz espectacular horadada por el río Escabas con paredes impresionantes a ambos lados y cascadas de singular belleza. 



La fauna aquí es abundante y diversa. Me hallo en plena Serranía de Cuenca. Llego al fin de la jornada al pueblo de Cañamares donde acampo en el camping "La Dehesa". Me informan de que no hay piscina pero que puedo darme un baño en el río Escabas. Fuera del camping, a unos 100 m, hay una zona del río acondicionada para el baño, con arena de playa y escaleras de piscina y todo; cuenta a su vez con una pequeña presa y a su alrededor el 
paisaje es precioso y repleto de chopos. 



Hacía tiempo que no disfrutaba de un baño de río como éste. Creo que tendría que remontarme a la infancia, cuando me bañaba en verano en el río Duero a su paso por el pueblo de Villaralbo en Zamora, o cuando lo hacía en el río Zadorra a su paso por el pueblo de Manzanos en Álava. Mientras me baño a las 19:00 h el sol aún envía sus rayos sobre mi rostro y me llegan al recuerdo las palabras del poeta don Jorge Luis Borges escritas en el ocaso de su vida: "Si volviera a nacer subiría más montañas, si volviera a nacer me bañaría en más ríos. Si volviera a nacer ... " 
Por la noche, ya a punto de entrar en la tienda, un desfile de tractores en cuyos remolques son transportados como sardinas en lata decenas de jóvenes de las peñas del pueblo nos sorprende a muchos de los campistas; entre sonoros pitidos de claxon y gritos conducen una  escultura de una "virgen" al río para lanzarla. El ruido es atronador y el rito me deja estupefacto. ¡Cuántas absurdas tradiciones y ritos se ven aún! Y las de muñecos colgando o paseados por rías no se quedan muy atrás en lo absurdo e incluso rozan la idolatría. La gente está desorientada y cualquier excusa es buena para zambullirse en el mar del alcohol. Si la hermana María, madre de Jesús, levantara la cabeza ... 
Hoy es sábado 18 de agosto; mis fuerzas ya flojean y la piel de mi nariz, brazos, frente y piernas acusa los efectos del sol. He cometido la imprudencia de no embadurnarme con crema protectora y me he estado limitando a darme crema hidratante tras cada jornada. Hoy he decidido, ¡a buenas horas mangas verdes!, comprar crema protectora en Cañamares. Emprendo la marcha más tarde de lo habitual, sobre las 10:00 h, entre otras cosas porque mis vecinos del camping, una familia de salmantinos afincados en Madrid, se interesan por mi viaje y conversan conmigo por la mañana. No obstante, no me importa pues hoy quiero hacer pocos km. Con llegar al camping que se halla próximo a Cuenca capital me conformo. Mi ritmo es cadencioso; los músculos no están como para "tirar cohetes." Cada poco me embadurno con el protector solar y voy parando en cada pueblo: La Frontera, Ribagorda, Villaseca, Torrecilla, Collados. Aquí, en Collados, conozco a Cristian, un joven que espera a su suegro a la salida del pueblo. Él vive en Barcelona, pero veranea en el pueblo de su mujer. Me dice que "no hay piscina; sólo un bar, y está cerrado." Luego me informa del perfil hasta Cuenca capital: "Ahora tienes un pequeño repecho y luego ya es cuesta abajo hasta Cuenca. Buen viaje y ánimo Pascual, ya te queda poco." 
Sobre las 15:00 h llego al camping "Caravaning" de Cuenca; se halla a 10 km de la capital. 



Me instalo, me ducho, como, descanso y por la tarde me doy un refrescante baño en su piscina. El camping es grande y está "hasta las cartolas." Me ocurre aquí algo sorprendente. Justo al entrar en el camping, al ir a recepción, me cruzo a 10 m de distancia con un hombre joven que lleva a su pequeño hijo a hombros, detrás de una mujer que probablemente es su pareja. Le miro a la cara y me resulta conocida. Enseguida identifico el rostro como el de uno de los operarios de la empresa que recientemente nos ha restaurado la fachada trasera del edificio de la comunidad de Vitoria en la que habito. Vuelvo a mirar con disimulo y, en efecto, el parecido es asombroso. El hombre no se ha fijado en mí. Decido finalmente pensar que se trata sólo de una posibilidad de entre un millón. Aunque ¿quién sabe? igual es la manera en que Dios me recuerda que aún debo pagar, como administrador de la comunidad que soy, el segundo y último plazo del importe de la obra de rehabilitación.
Más tarde, tras el baño, telefoneo a mi amigo don Iñigo quien se halla a unos 100 km, en Albarracín (Teruel), para decirle que lamentablemente nuestros añorados encuentro y traguito de oporto juntos no serán posibles; su ruta continúa hacia el norte y mis fuerzas ya no dan para mucho más; luego opto por ir a Cuenca capital. Tengo que sacar dinero del cajero, informarme de trenes para el regreso vía Madrid, y orientarme mínimamente en la ciudad, ya que al día siguiente seguramente me tocará madrugar y no es cuestión de "ir sin conocer" hasta la estación del ferrocarril. Aún me esperaba "agazapado" el alto del Collado de Embid (1070 m) 



que aunque me ha hecho sudar me ha permitido disfrutar de una bonita panorámica. Objetivos cumplidos regreso al camping ya casi de noche y ceno bajo unos pinos a la luz de mi linterna. Hoy es domingo 19 de agosto, día 
de regreso. Hasta las 11:37 h no sale el tren regional que me llevará a Madrid. Madrugo y pedaleo desde el camping hasta Cuenca capital repitiendo el mismo trayecto que el día anterior pero en otro momento del día. 
Son las 9:00 h y ya estoy en la ciudad. Busco su casco antiguo y ¡cómo no! me toca ascender por unas calles empedradas hasta llegar a su plaza Mayor donde se levanta sobria y elegante la catedral de Cuenca;




un transeúnte me hace una foto de recuerdo, lo cuál le agradezco, 



y me informa sobre la ubicación de las famosas "Casas Colgadas" de Cuenca. Enseguida doy con ellas y realizo algunas fotografías desde un puente colgante de tablas de madera que impresiona por la altura a la que se 
eleva desde el suelo. El lugar y la panorámica son sobrecogedores. 



El resto del tiempo lo dedico a visitar el interior de la catedral y a callejear. Por fin decido ir a la estación de tren con tiempo suficiente para acicalarme un poco y cambiarme de ropa en sus servicios cuya llave he de solicitar al personal de la taquilla. Aún me sobra tiempo, y mientras espero sentado en un banco, observo a una persona que llega a la estación con un vehículo extraño, mas original. Se trata de un patinete muy particular. 
Es artesano, con piezas de desguace y pintado a mano. Lleva acoplado todo tipo de artilugios y su dueño es aún más singular. Está sentado en el suelo, y un impulso me lleva a ir a saludarle y a preguntarle por su modo de viajar.
El "joven" de más de 30 años, me dice que "llevo ya 20 ciudades de España recorridas en patinete; pero soy un tramposo. De ciudad a ciudad voy en tren. No entiendo cómo la gente va andando en las ciudades pudiendo ir en patinete". Le pregunto si puedo fotografiar su vehículo y si tiene nombre y a ambas preguntas me responde afirmativamente: "Se llama Vicio."

Le doy mi enhorabuena por atreverse a ser original y nos despedimos en el andén pues él se va a Valencia en otro tren regional. Llego a Madrid a las 14:00 h. Hace sol pero no mucho calor; se está bien en la calle. Como el tren regional que me llevará a Vitoria no sale hasta las 17:30 h decido ir de Puerta de Atocha a la estación de Chamartín por la ciudad en lugar de coger el metro: Paseo de Recoletos, Plaza de Cibeles, Plaza de Colón, Paseo de la Castellana, Nuevos Ministerios, Plaza de Castilla, ... ¡Cuántos recuerdos! En la madrileña calle de la Castellana fotografío a "Enara" (mi bicicleta) rodeada de flores con una de las torres Kio de fondo. La estampa se me antoja atrevida. 



Empleo casi una hora en el "paseíto" y ya en la estación compro el billete a Vitoria y a esperar. Mientras espero en un asiento mirando los carteles de las salidas y llegadas de los trenes, un señor mayor y bastante obeso se sienta a mi lado. Es la hora de la comida aunque yo he decidido ayunar en el día de hoy; comienza a comer maíz con pimientos y zanahoria de una lata pues dispone de cuchara y servilleta; continúa con otra lata de mejillones o vaya usted a saber de qué, luego una lata de piña, luego abre y apura otra de 
melocotón en almíbar, todo ello con auténtica parsimonia. ¡Por fin! ya ha terminado, pero ¡no! aún abre y engulle un yogur de fresa. Pero yo estoy de ayuno. De repente en la sección de Atención al Cliente veo que cuatro mujeres "agentes de seguridad" llevan una bicicleta y unos bultos y alforjas que no me resultan extraños. Enseguida los identifico y asocio con los de un hombre mayor que yo  que también viajaba en mi tren y que venía de Valencia. Al poco, llega éste y se monta allí "un garigay". Luego me enteré hablando 
con el citado hombre que mientras estaba en información había dejado la bici sola y se la habían llevado. Ante lo acontecido yo no dejo de mirar a mi bicicleta que está a 2 m de mí. Aún y todo se aproxima a ella otro "guarda de seguridad" al que tengo que tranquilizar identificándome como su propietario. Por megafonía anuncian  la vía de salida del tren regional con destino a Vitoria. Bajo a los andenes en ascensor con mi bicicleta y allí coincido con otros dos bicicleteros, un chico y una chica que vienen de Valencia en el mismo tren que he venido yo, aunque no los he visto, y que se dirigen a Burgos para iniciar desde allí la ruta del Cid. Son simpáticos y conversamos en el tren acerca de nuestros viajes en bici, denominador común de nuestros intereses. Les informo de agunos datos de la ruta pues yo ya la he hecho hace 3 años y ellos me informan de las novedades de sus tramos finales. Al parecer, hoy en día puede irse en bici desde Teruel hasta Valencia por la denominada Vía Verde. El chico es muy aficionado y me cuenta entre sus logros la ascensión al Mulhacén desde Salobreña en un sólo día. 
Yo le hablo de la Traspirenaica que realicé en 1999 en 13 jornadas y del trayecto Almuñecar (Málaga)-Granada capital en una sola jornada pasando por Órjiva y Lanjarón que llevé a cabo en 2001. Me dicen que conocen a un vitoriano de nombre Endika Urtaran, topógrafo y funcionario en la actualidad, al que no conozco y yo les comento que sólo conozco a una chica valenciana, 
se llama Marta Belenguer y es una de las actrices del famoso programa de Tele5 "Cámara café", pero me dicen que tampoco la conocen. Al llegar a Burgos nos despedimos, les deseo buena ruta y la chica me desea buen 
descanso; yo continúo hasta Vitoria. Son las 23:20 h del domingo 19 de agosto. Ya estoy en casa de nuevo. 
¡Sano y salvo! ¡Hasta otra! Gracias Dios. 


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